Babelia suscrÃbete HHOLA Iniciar sesión Babelia Babelia Una charla en la cocina de su casa con el académico y filólogo, que celebra sus 80 años con un volumen de homenaje a sus maestros y un ensayo sobre Nebrija en el quinto centenario del gran humanista
Javier RodrÃguez Marcos 14 may 2022 - 03:30UTC Francisco Rico, en la biblioteca de su casa de Sant Cugat (Barcelona), en abril pasado.
Vicens Gimenez (© Vicens Gimenez)
Para Francisco Rico, respirar es eso que se hace entre dos cigarrillos.
“¿Cuánto fumo al dÃa? Todoâ€, matiza en la cocina de su casa, en Sant Cugat.
La construyó el arquitecto Manuel de Solà -Morales en 1967, mientras Rico y su esposa, la filósofa Victoria Camps —a la que se oye a lo lejos, en una videoconferencia— daban clase en Estados Unidos.
En la mesa hay té recién servido, tres periódicos, un libro sobre VladÃmir Putin y un paquete de Nobel al que el filólogo no da tregua.
En esa cocina empiezan y terminan los dÃas de este catedrático jubilado de la Universidad Autónoma de Barcelona que el pasado 28 de abril cumplió 80 años.
Cada noche, después de cenar un caldo de escudella y de ver una pelÃcula —â€en Filminâ€â€”, se instala en la cocina hasta las 2.30 para “mirar cosas en Googleâ€. Dice que ya lee poco —y “nunca novelas modernas†salvo las de Eduardo Mendoza, con el que almuerza regularmente—, pero al lado del sillón de lectura tiene el libro de Antony Beevor sobre el DÃa D y el ensayo de Éric Michaud sobre la estética nazi . “Tengo dÃasâ€, se justifica.
En 2004 Rico donó a su universidad la mayor parte de su biblioteca, que incluÃa ediciones singulares del Quijote —entre ellas, una de 1605, año de su publicación—, asà como estudios sobre la imprenta antigua, historias de la Edad Media y el Renacimiento o literatura medieval en varias lenguas.
En el primer piso de la casa quedaron los cuadros relacionados con los personajes de Cervantes, algún collage de su añorado “don†Juan Benet y las obras de amigos suyos como Jaime Gil de Biedma o Javier MarÃas, que lo incluyó como personaje en novelas como Tu rostro mañana, Los enamoramientos o Asà empieza lo malo .
“Un clásico es una obra que sigue estando en las buenas librerÃas 70 años después de la muerte de su autor.
También una que se conoce sin necesidad de haberla leÃdoâ€
Nacido en Barcelona en 1942, Rico suele presentarse en las solapas de sus libros como “castellanoâ€. Miembro de la Real Academia Española, de la AccaÂdemia dei Lincei y de la British Academy, y autor en italiano de libros sobre Petrarca o Boccaccio, siempre ha sabido conjugar la erudición más alta con la divulgación rigurosa.
“Lo de castellanoâ€, explica, “es porque mis padres eran de Aldeamayor de San MartÃn, en Valladolid, y yo me considero castellano viejo.
¿Divulgador? Me empeñé en que hubiera buenas ediciones de los clásicosâ€. ¿Y qué es un clásico? “Tengo una definición muy prosaica: una obra que sigue estando en las buenas librerÃas 70 años después de la muerte de su autor.
También una que se conoce sin necesidad de haberla leÃdoâ€.
Le gusta decir que la contemporaneidad en la que se siente cómodo habrÃa que fecharla en torno a 1600, pero lo cierto es que el idilio que el mercado español vive con autores centroeuropeos como Joseph Roth, Arthur Schnitzler o incluso Stefan Zweig es, en parte, cosa suya.
Cuando mediados los años ochenta Jaume Vallcorba, fundador de Quaderns Crema, decidió crear un sello en castellano ―
Sirmio ― puso su colección más cosmopolita ―llamada La caja negra― en manos de un enigmático director que firmaba en los créditos como F.
R.
La empresa fracasó con los mismos autores que, poco después, triunfarÃan en su hermana y sucesora: Acantilado . “Era cuestión de tiempoâ€, explica el hombre que se escondÃa tras aquellas siglas.
“Adelphi los habÃa rescatado en Italia y allà los habÃa leÃdo yo.
Vallcorba encargó nuevas traducciones y los editó maravillosamenteâ€.
Rico fue el director de la colección que relanzó en España la literatura centroeuropea de autores como Stefan Zweig o Joseph Roth
Director de la Historia y crÃtica de la literatura española en la que se formaron generaciones de filólogos y de la edición de referencia del Quijote, Rico fue elegido miembro de la RAE con 43 años, en 1986, meses antes de que Televisión Española estrenase Hablando claro, un programa sobre el buen uso de la lengua en el que ejercÃa de asesor.
Hoy es el segundo académico más antiguo después de Pere Gimferrer y el director de la monumental colección Biblioteca Clásica de la docta casa.
Consciente de su influencia, afirma: “La Academia es un mito en España.
Tiene una influencia y una presencia en la calle sin equivalente en otros paÃses.
¿Por qué? Porque hacer el diccionario da poderâ€.
Obras de arte relacionadas con el 'Quijote' en la biblioteca personal de Francisco Rico.
Vicens Gimenez (© Vicens Gimenez)
Aunque sostiene que él no verá culminada esa Biblioteca y que apenas escribe, ahora publica dos libros propios que resumen su búsqueda de la sÃntesis entre rigor y claridad: Lección y herencia de Elio Antonio de Nebrija, editado por la propia Academia, y Una larga lealtad, recopilación de retratos de amigos y maestros publicada, precisamente, por Acantilado.
Es, avisa, lo más cercano a unas memorias que piensa escribir.
“Qué voy a contar.
He leÃdo más que vividoâ€, dice con la mezcla de ironÃa y coqueterÃa con la que habla siempre.
Como apunta él mismo sobre su colega Eduard ValentÃ, Francisco Rico alterna el distanciamiento con la pasión o la zumba, según convenga.
Y según a quien quiera escandalizar.
Puede salir fumando y diciendo tacos de un pleno académico y hablar a un camarero como a un latinista.
El 2 de julio se cumple el quinto centenario de la muerte de Nebrija, autor de la primera gramática castellana.
El profesor Rico reconoce que esa obra fue “un golpe de genioâ€, pero subraya que lo importante fue su manual de latÃn: “En el siglo XVI hubo 100 ediciones.
Fue la puerta a la cultura clásicaâ€. Dueño de una prosa transparente, nada “universitariaâ€, Rico publicó en 1993 un ensayo clave para entender la cultura occidental:
El sueño del humanismo . “Gracias a la recuperación de las letras antiguas, los primeros humanistas descubrieron que no vivimos en una esencia eterna, sino en la historia, en el cambio y la diversidad, en el relativismo.
De ahà surge la esperanza de que la vida puede cambiar, mejorarâ€. Con el tiempo, añade, el humanismo se fue restringiendo a la filologÃa clásica.
Lo que era un “fermento cultural revolucionario†se convirtió en una “disciplina especializadaâ€. No obstante, “en España su impronta no hay que buscarla en la filologÃa, sino en la educación básica.
A principios del siglo XVII habÃa unos 4.000 centros de enseñanza.
Eso extendió los rudimentos de la cultura clásica, pero a costa de que el nivel fuera muy bajoâ€.
“¿Que si fui buen profesor? Pregunta a Javier Cercas, que fue alumno mÃoâ€
Hubo, no obstante, una contrapartida española: el nacimiento de la novela realista moderna.
“Como la enseñanza fue más general pero más débil, el humanismo no arraigó como en Italia o Francia.
Los principios clásicos no se tomaron tan al pie de la letra y los escritores rompieron con ellos.
Para los griegos el objeto del arte es la realidad, pero no la que vemos, sino la idealâ€. La condición social, además, marcaba el tratamiento de los personajes.
Noble: tragedia.
Plebeyo: comedia.
“Como decÃa Victor Hugo, los reyes no preguntaban ‘qué hora es’. De repente, en La Celestina los personajes bajos viven pasiones trágicas, el Lazarillo se burla de todo.
Eso enlaza con la modernidad, es decir, con el individualismo del dinero y la burguesÃa.
Y con la imprentaâ€.
Por eso cree que el problema de esas obras en el bachillerato no es tanto de los textos como de los programas de estudio: “Es difÃcil que el Quijote no le guste a alguien.
En España menos, pero en el extranjero se leyó mucho como libro para jóvenes, como nosotros leÃmos a Verne o a Dumas.
Eso sÃ, a cierta edad hace falta guÃa.
Los profesores son clave.
Hay que dejarlos trabajar porque son los que sabenâ€.
Francisco Rico, en 2015, durante la presentación de su edición renovada del 'Quijote'.Carlos Rosillo
De profesores que saben está lleno Una larga lealtad . Empezando por José Manuel Blecua, que le cambió la vida.
Asistir a una de sus clases hizo que abandonara su primera vocación: el periodismo.
A su padre, empresario de la piedra artificial en Sant Cugat, no le parecÃa carrera seria y la filologÃa vino al rescate.
“Tengo la sensación de que no he salido de aquella claseâ€, dice en un raro acceso de melancolÃa.
¿Y él? ¿Fue buen profesor? “Yo dirÃa que sÃ. No mareaba a los alumnos con lo que yo estuviera investigando.
Pero, chico, pregúntale a ellos.
A Cercas, por ejemplo.
Si lo pillas, porque no paraâ€. El escritor se formó como medievalista y coló a su maestro como personaje en El vientre de la ballena, la novela anterior a Soldados de Salamina.
Estos dÃas anda entre Santiago de Chile y Buenos Aires.
Y por WhatsApp confirma: el Francisco Rico profesor era “brillantÃsimoâ€.
‘Una larga lealtad.
Filólogos y afines’. Francisco Rico.
Acantilado, 2022.
280 páginas.
18 euros
‘Lección y herencia de Elio Antonio de Nebrija’. Francisco Rico.
Real Academia Española, 2022.
564 páginas.
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Sobre la firma
Javier RodrÃguez Marcos
Es coordinador de la información literaria en 'Babelia ', suplemento cultural de EL PAÃS.
Antes trabajó en 'ABC '. Licenciado en FilologÃa, es autor de la crónica 'Un torpe en un terremoto ' y premio Ojo CrÃtico de PoesÃa por el libro 'Frágil '. También comisarió para el Museo Reina SofÃa la exposición 'Minimalismos: un signo de los tiempos '.